El piano es un muy complejo instrumento que, como todos ya
sabemos pero no está de más decirlo, se toca (normalmente) sentado. Con mirarlo
un poco se puede intuir, la cantidad de piezas,
mecanismos y movimientos que se
necesitan para hacer sonar una sola nota, desde el momento en que se pulsa la
tecla hasta que repercute en la cuerda y se crea el sonido…
Durante los ensayos un pianista se pasa horas sentado frente
al instrumento tocando 88 teclas, 36 negras y 52 blancas y presionando tres
pedales. Si durante este tiempo la postura no es correcta, ya sabemos que en un
futuro nos enfrentaremos a lesiones que requerirán reposo y un cese inmediato
de la actividad. Como hemos estado viendo hasta ahora los músicos necesitan una
serie de estiramientos y calentamientos previos a la puesta en marcha y los
pianistas no iban a ser menos.
Salud para un músico significa en primer lugar el bienestar
corporal, intelectual y espiritual a la hora de interpretar un instrumento. Sin
duda alguna, la profesión de músico es una actividad de alto rendimiento en
todos sus aspectos: el tocar un instrumento profesionalmente representa un
trabajo altamente complejo.
Según el maestro de la escuela rusa Heinrich Neuhaus
(1988-1964) en su obra Die Kunst des Klavierspielens (El arte
del piano) un pianista debe conseguir reunir estas tres condiciones:
- Naturalidad. Una
posición corporal natural.
- Relajación. Es
imprescindible para un pianista conseguir esa relajación que le haga sentir
fluir la energía. La punta de los dedos es, en los pianistas, el único punto de
contacto con el instrumento. Hasta ellos llega el “chorro de energía” que debe
ser transmitido al teclado, un mecanismo que no tiene nada que ver con
presionar sino con apoyar el peso de los dedos sobre las teclas.
- Libertad. Cada
movimiento se realiza con éxito sólo si se realiza con libertad.
Cuando se consiguen reunir estos tres requisitos, no solo
los pianistas, cualquier intérprete sentirá como la música fluye a través de su
cuerpo. Son años y años en los que además de estudiar y dominar el instrumento,
también se tiene que conocer el cuerpo y saber respetarlo.
Y aquí es donde entro yo. He visualizado vídeos que me he
encontrado o que me habéis mandado vosotros, he buscado clases con docentes que
se han grabado mientras se impartían y las han colgado en internet, he leído
artículos y noticias sobre pianistas y he contactado con un estudiante. Pero
las conclusiones las intuí en los primeros pasos, era fácil verlo. Un pianista
requiere una agilidad excepcional con los dedos, flexibilidad en las muñecas y
los codos y una correcta postura anatómica que le permita tocar largas horas
sentado sin dañar la espalda.
Estudiando cada instrumento y la interacción que se tiene
con él, se han nombrado las lesionas más comunes que suelen padecer los músicos
en las manos, los antebrazos, los brazos y los hombros. Lógicamente los
pianistas no iban a ser menos. Al contrario, en elpais.com se publicó en su tiempo que, para crear un ámbito en el
que profesionales de la medicina y de la música compartan experiencias y
aporten soluciones a los problemas de salud específicos de su profesión, se
fundó el Encuentro Música y Medicina en
diálogo: Jornadas sobre el piano y el cuerpo humano, organizado por
Musikeon, en la sede del Instituto Valenciano de la Música, el pasado mes de
junio.
Transcribo: Uno de los ponentes que ha asistido a las sesiones ha sido Yerko Ivánovic Barbeito en su doble condición de compositor y pianista, por un lado, y de doctor en medicina, especializado en rehabilitación, por otro. "La enfermedad más común entre los pianistas es la epicondilitis, conocida como el codo de tenista", […] "Junto a ello es frecuente la tendinitis en la cara interna del codo y problemas en la musculatura de la mano, que, en ocasiones, puede ser más difícil de diagnosticar.”
Existen muchos artículos publicados con estadísticas que nos
permiten ver la dimensión que adquiere el mundo de las lesiones en el ámbito
musical. Para empezar, en “Pianista:
entre la música y la medicina” podemos leer que en un estudio realizado con
121 pianistas italianos se encontró que un 39.6% tenían un trastorno musculoesquelético y que la edad y las horas
de estudio son variables significativas.
En la década de los 90´s se realizó un estudio con los
músicos que fueron miembros de la New York Sate Music Teachers Association.
Según este estudio, más de la mitad de ellos (no se dispone del número total de
participantes), tenían problemas físicos relacionados con la ejecución
pianística.
Durante todo el Ciclo hemos podido ver como las manos son la
herramienta más preciada e imprescindible para un músico. Con los guitarristas
repasamos su anatomía, la biomecánica y las principales dolencias que pueden
afectar tanto a los dedos como a las muñecas. Con los percusionistas y los
violinistas comprobamos las lesiones que se pueden adquirir en los codos y los
hombros. Así que, supongo que este tema está más que trabajado y no quiero caer
en repeticiones.
Simplemente recalco la necesidad de los estiramientos, que
se deberían de hacer previamente al calentamiento,
que como ya vimos en otra ocasión consiste en realizar ciertos ejercicios con
los dedos en el propio instrumento. Existe una pieza musical, El piano virtuosos en 60 ejercicios, que
consiste en una obra pedagógica musical de Charles-Louis Hanon, que reúne sesenta
ejercicios para piano compuestos para mejorar la velocidad, precisión, agilidad
y fuerza en los dedos y muñecas de las manos. El pianista virtuoso en
60 ejercicios es más conocido popularmente como Hanon y
sigue teniendo gran aceptación hoy día entre profesores y estudiantes.
Tan importante es para un pianista las manos como la
espalda. Una correcta postura anatómica a la hora de enfrentarse al instrumento
es fundamental para mantener la columna en perfecto estado y a pleno
rendimiento. A pesar de ser un tipo de trabajo estático, una lesión postural es
tan faenosa como una lesión por un esfuerzo mal realizado.
El estar sentado aumenta el peso en la columna vertebral más
que el estar de pie. Además de contracturas musculares dolorosas e irritantes a
nivel de los puntos de inserción de los tendones y de las articulaciones, las
malas posturas mantenidas largo tiempo pueden producir lesiones de columna
vertebral e incluso deformaciones permanentes.
Pero vámonos al principio. Las vértebras son los huesos que
se unen entre sí para formar la columna vertebral, que está constituida por 7
vértebras cervicales, 12 torácicas, 5 lumbares, el sacro y el coxis. Deben
tenerse en cuenta los siguientes puntos:
1- La columna vertebral no está construida solo de
vértebras, éstas son únicamente su armazón ósea.
2- Las vértebras están unidas entre sí por un disco
fibrocartilaginoso, el disco intervertebral, localizado entre los distintos
cuerpos vertebrales.
3- Las apófisis* articulares superior e inferior de las
vértebras toman contacto entre sí y delimitan, junto con el disco
intervertebral, el denominado agujero intervertebral, a través del cual pasan
los nervios espinales.
4- Si sumamos todos estos agujeros intervertebrales
constituyen un conducto espinal, o canal medular.
* Las
apófisis, son la parte saliente de un hueso en la que éste se articula o en la
que se presentan las inserciones de los músculos.
No
nos vamos a meter en las distintas partes de una vértebra, ni en las
diferencias que existen entre ellas, porque lo que realmente me interesa es el
conjunto. La movilidad que presentan dos vértebras vecinas es muy
escasa, sin embargo, la columna vertebral en buenas condiciones es capaz de
efectuar una gran cantidad de movimientos. Esto es posible por el efecto global
derivado de la suma de estos pequeños movimientos registrados entre las
vértebras vecinas.
Y como la cosa va de estar sentados podríamos ver sobre qué
huesos nos acomodamos, por eso, voy a incluir la pelvis, ya que sus movimientos
no se pueden disociar de los movimientos de las vértebras.
Básicamente la pelvis o cintura pélvica es un anillo óseo
formado principalmente por tres elementos: el sacro y los dos huesos ilíacos
(así como el coxis). También es el lugar donde se articulan los fémures con el
tronco, por lo que se convierte en un elemento transmisor de presiones.
Los ilíacos son huesos planos que están constituidos por la
fusión de tres huesos primitivos que se unen por medio de un cartílago en forma
de Y: ilión, en la parte superior
que constituye la fosa ilíaca externa, isquión,
en la región posterior y pubis en la
región anterior.
Una vez visto más o menos y de forma resumida los
huesos que componen la columna vertebral y la cadera sí podemos ver bien cuál
sería la postura más correcta para la práctica pianística.
La posición corporal que un pianista debe adoptar es sentado
y derecho frente al piano. Con las piernas ligeramente abiertas y los pies
cómodamente tocando el suelo. Si se pretende pisar el pedal (cualquiera que
sea) el pie estará cercano a él pero en el suelo.
La espalda debe estar derecha (recta). Hay que intentar no
jorobarse, para evitar dañar a la columna. Es un vicio muy común. Si comparamos
a un pianista que se joroba con un pianista que mantiene la posición recta de
la espalda veremos que eleva mucho la imagen y con esto, aunque no lo parezca,
aumenta la calidad de la interpretación.
Según “Beyer”, la Preparatoria para estudiar piano op.10, uno de los métodos más reconocidos para aprender a tocar, la mano debe mantener una posición alineada con el antebrazo para evitar sobrecarga en la musculatura flexoextensora de la muñeca, es decir que la muñeca debe cumplir la misma altura (ni más hacia abajo, ni más hacia arriba) del antebrazo. La altura del taburete debe ajustarse de forma que el brazo y el antebrazo formen un ángulo de 90 grados.
Sin embargo, cualquier técnica que describa el posicionamiento ante el instrumento es debatida por los músicos ya que depende mucho el cuerpo de cada persona. Por lo tanto, el verdadero secreto puede ser encontrar un equilibrio para que todos los elementos puedan funcionar correctamente y con el menor esfuerzo posible.
Dentro de las lesiones más repetidas entre los pianistas, las afecciones
esqueléticas son las más comunes. Al sentarse, el músico debe intentar buscar
una posición cómoda y correcta, de lo contrario enseguida cogerá malos hábitos
en la postura y llegarán los problemas. Además la práctica continuada de 6 a 8
horas conlleva a que se sobrecarguen las estructuras óseas.
Las lesiones de
columna cuando pasan desapercibidas o son mal manejadas pueden ocasionar daños
importantes. Si al trabajar sentado se adopta una postura flexionada o
encorvada, repercute desfavorablemente en el individuo, sobrecargando los
ligamentos posteriores de la espalda, lo que origina dolores y malestar.
A los pianistas se les puede comparar, en cierta parte y
desde el punto de vista anatómico, con un informático, un mecanógrafo o un
oficinista por ejemplo. Personas que
ejercen su trabajo sentados y que requieren el sobreuso de las manos, muñecas y
codos para desempeñar su labor. Y como ellos, nuestros músicos sufren dolencias
tales como cervicalgia, dorsalgia, lumbalgia y ciática.
1- Cervicalgia:
Dentro de esta afección se incluyen todos los dolores
posteriores o posterolaterales del cuello. Constituyen dolencias de origen
óseo, articular y muscular que afectarán fundamentalmente a la musculatura.
Los síntomas más comunes son un dolor que se acentúa con la
fatiga, sobre todo a la hora de realizar ciertas actividades y que se irradia
con frecuencia hacia la región escapular y hombro.
Éste dolor aumenta después del descanso nocturno, por lo general,
debido a la inactividad muscular y a que se produce un enlentecimiento de la
circulación.
Los movimientos o esfuerzos bruscos lo agudizarán. Y la limitación
de los movimientos del cuello, que van acompañados de sensación de fricción o
ruidos, se limitan sobre todo en la inflexión y en las rotaciones laterales.
Existen numerosas técnicas de masajes específicas para este
tipo de dolencias que buscan la relajación y descontracción muscular, equilibrando
la tensión en el músculo y previniendo nuevas tensiones.
2- Dorsalgia:
Consiste en todos los dolores originados en las vértebras
dorsales, que como ya sabemos están localizadas en la parte media de la
espalda. Quizás, de las cuatro dolencias que vamos a tratar, ésta es la que
menos sufren los pianistas, pero sin embargo, está incluida en las
estadísticas.
Los síntomas más característicos de las dorsalgias son sensación
de pesadez y carga en la espalda que causan un dolor que va en aumento sobre
todo cuando se está por tiempo prolongado en una misma postura. Puede limitar
el movimiento en la zona dorsal de la espalda.
Estos dolores se deben a una contractura muscular, cuya
tensión prolongada comprime los vasos sanguíneos e impide que la sangre
alimente y oxigene las fibras musculares. Si el fenómeno se prolonga, se
acumula ácido y los vasos sanguíneos se atrofian. El dolor se vuelve permanente
o reaparece al poco tiempo de empezar a trabajar en posición
desfavorable.
Los programas específicos para tratar las Dorsalgias, además
de hacer desaparecer la posible contractura ocasionada, también ayudan a recuperar
normalidad de la circulación sanguínea.
3. Lumbalgia:
La lumbalgia se caracteriza por dolor en la región lumbar, a
veces central, y en otras ocasiones paravertebral. Este dolor puede extenderse hacia
la región dorsal inferior y hacia el canal raquídeo.
Hay que destacar que el 80% de la población va a padecer
lumbalgia en alguna etapa de su vida, normalmente entre los 30 y los 50 años.
¿Entras en la estadística?
Existen muchas causas que llevan al desarrollo de una
lumbalgia, pero en este caso nos quedamos con las alteraciones posturales que
pueden derivar en dolores lumbares por sobrecarga en los ligamentos o por
alteración discal. Dichas alteraciones pueden ser debidas a posiciones
incorrectas.
Los síntomas varían dependiendo del tipo de lumbalgia al que
nos enfrentamos, y en esta ocasión vamos a ver dos tipos:
Lumbalgia aguda o
lumbago: Suele comenzar de forma brusca tras realizar un esfuerzo o un
falso movimiento. Se produce un bloqueo de la columna lumbar, una posición
antiálgica marcada y una cierta imposibilidad a mantenerse de pie o andar.
Lumbalgia crónica:
Es la más frecuente y predomina en pacientes de más de 35 años, con vida sedentaria
y alteraciones posturales. Se siente un dolor lumbar bajo, agudo y unilateral
que se suele irradiar hacia las nalgas y que aumenta con el esfuerzo y con la
fatiga (mantenimiento de la posición durante bastante tiempo) y calma con el
reposo. A diferencia de la lumbalgia aguda, ésta no tiene posición antiálgica.
Tu Quiromasajista debería realizar una valoración para
determinar las actitudes viciosas y el aplanamiento lumbar, las posibles
contracturas musculares, la limitación de movimientos y los puntos dolorosos.
Con todo ello se podrá llevar a cabo un tratamiento a la medida de la dolencia.
4- Ciática:
La ciática ocurre cuando hay presión o daño en el nervio
ciático. Este nervio comienza en la región lumbar y baja por la parte posterior
de cada pierna. Este nervio controla los músculos de la parte posterior de la
rodilla y región inferior de la pierna e igualmente proporciona sensibilidad a
la parte posterior del muslo, parte de la región inferior de la pierna y a la
planta del pie.
El dolor ciático puede variar ampliamente. Puede sentirse
como un hormigueo leve, dolor sordo o una sensación de ardor. En algunos casos,
el dolor es tan intenso que imposibilita el movimiento de la persona.
Si un pianista sufre ciática
al pasar mucho tiempo sentado, debe ubicar los pies tocando el suelo y
las rodillas dobladas normalmente, adoptando una posición adecuada y cómoda
para la práctica.
La mejor prevención que existe para todo este tipo de
dolencias es una buena forma física, un programa de ejercicios que implique un
fortalecimiento tanto de la zona abdominal como de la espalda y una buena
tabla de estiramientos que nos
proporcione flexibilidad y posibilidad de movimientos.
Cuando se realizan estiramientos en la espalda hay que tener
en cuenta varios aspectos:
1- Si se padecen problemas en el cuello, hay que ser muy
cuidadoso con los estiramientos.
2- Si escoges ejercicios que requieran tumbarse en el suelo,
es mejor hacerlo sobre una superficie firme pero blanda, si es demasiado dura
el cuerpo no se relaja fácilmente.
3- Si la espalda está muy tensa, no se debe de estirar mucho
al principio. Se trabajaría la técnica y el control del equilibrio en los
ejercicios y se practicaría lentamente
para que el ejercicio resulte fácil, concentrando la atención en sentirse
relajado. No queremos provocar más tensiones, sino deshacernos de las que
tenemos.
Se trata de mantener el cuerpo sano y conseguir un
equilibrio entre la música y la salud. La técnica del piano no es sólo un
juego de precisión, sino que también se basa en la incorporación y unificación
de un gran número de conceptos físicos. Interpretar de una manera correcta tiene
que permitirte tocar sin dolor de forma constante, automática y no debe
requerir esfuerzo alguno.
Con todo esto poco más me queda por decir. Simplemente
ofreceros esas gotitas de placer que me hacéis llegar con vuestros vídeos o que
me encuentro yo por el camino.
Esta vez he tenido serios problemas a la hora de escoger
intérpretes y canciones. No tenía ninguna duda de que esta entrada estaba muy
inspirada en el jazz, estilo que más me gusta y apasiona, pero ¿de entre todos
los maestros a quién presentar? Chucho Valdez, Oscar Peterson, Bud Powell, Ray
Charles, McCoy Tyner, Teddy Wilson… y así hasta cien que se pueden citar uno
detrás de otro. Por eso, una vez más apuesto por aquellos intérpretes más
anónimos, que ahora, gracias a internet, tenemos la suerte de escuchar.
El primero se trata de un pianista tocando su piano en el
mismísimo Saint Germain boulevard, en plena calle puedes tener la suerte de
tropezarte con talentos como este, apasionado dónde los haya, y electrizante
como poco…
El segundo recoge una improvisación. No es muy fácil
encontrar buenos vídeos de jazz con una calidad aceptable, y en el que se vea
claramente al músico en cuestión interpretando y moviendo su cuerpo. Este me lo habéis mandado uno vosotros y me
gustó el estilo, así que gracias por facilitarme el trabajo.
Este tercero no podía dejar de ponerlo, consiste en una
escena de la película de Tim Burton “La
novia cadáver” donde aparecen Víctor y Emily interpretando al piano una
pieza de la BSO. No dejéis de verla porque es francamente buena.
Y ahora sí que he terminado. Pero quería agradeceros otra
vez, que sigáis ahí conmigo.
GRACIAS.
"Una pizca más de sabiduría"
Yo solo os doy el primer paso.
Si queréis seguir mirando las lesiones con más profundidad
os recomiendo visitar este blog
Exquisita forma de tratar a los músicos.
ResponderEliminarEntrada piano genial.
Muy recomendable.
Wow !!!
ResponderEliminarGracias por tus palabras, me ha gustado mucho leer tu comentario,
no sé si eres asiduo o si te encontraste con la música en esta pequeña parte de la red.
Espero que sigas visitándome y saludos.
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